El dinero que recibimos es la compensación a nuestro buen dar. El buen dar empieza con los padres: cuando « tomamos » a nuestros padres, o sea, cuando aceptamos recibir incondicionalmente todo lo que nos dieron nuestros padres, necesitamos devolver, por agradecimiento, pero a los padres no les podemos devolver lo mucho que nos han dado, por lo que instintivamente nos giramos hacia los demás, pareja, trabajo, y a ellos damos lo que tomamos de los padres. Esto es el buen dar. Y el entorno nos lo compensa y agradece con la abundancia.
Tomar a la madre es contactar con el éxito y el dinero.
Tomar al padre nos abre a la fuerza de la realización profesional.
BERT HELLINGER

Quien se aferra a su rol de víctima no puede transformarse.
En la terapia no es posible ayudar a quien se lamenta “Ay, pobre de mí, cuantas cosas me han pasado.”
De esa forma, permanece prisionero de su papel de víctima.
Mientras que si dice: “Sí, así fue. Aprendí algo de todo eso y pude sacar fuerzas y le sacó provecho”, se convierte en un sujeto activo. Entonces él sí podrá dejar atrás aquello que sucedió.
BERT HELLINGER

El desorden en una familia siempre es el mismo. Hay miembros que pertenecen pero que son excluidos. A una familia también pertenecen las víctimas de los miembros de esas familias. Si alguien de la familia estuvo involucrado en la muerte de otro, quizás haciéndose culpable, entonces esos muertos también pertenecen al sistema. Están presentes.
BERT HELLINGER, “Mirar al Alma de los Niños”

 


Sucedió algo extraño conmigo ahora. Tengo dudas acerca de muchos facilitadores. Hay que tener algo muy en consideración. Cuando este trabajo se trata de dinero, para ganancia personal, siempre resulta equivocado. De ahí viene que no funciona el anhelo de aprender Constelaciones Familiares para ganarse el sustento. Trabajar por el dinero es peligroso para la integridad de la ayuda.
En muchas ocasiones, en el trasfondo, muchos tienen la idea de que están aprendiendo una profesión con la cual se pueden sostener económicamente. Por eso, es adecuado que, en forma individual, cada facilitador pregunte si tiene permiso, colocándose interiormente frente al consultante, o bien, con la ayuda de otro facilitador para representar. No es necesario decir nada. Sólo hay que observar si el consultante se acerca o se retira.
Esta es una prueba muy sencilla en verdad. Así se pone uno en sintonía. El movimiento decisivo siempre proviene de nuestro interior y solamente así es posible ayudar.
BERT HELLINGER “Constelaciones Familiares, Revelaciones que llegan al alma”